Adios Señor Cardenal

Como si fuera ayer, han pasado ya 27 años en la sede hispalense, y ese momento que creíamos que nunca iba a llegar ha llegado, el Señor Arzobispo y Cardenal se va. Aunque no lo parezca, en Sevilla se masca frío, ese frío que se siente cuando te despides de alguien y piensas que no lo volverás a ver, o no volverás a ver durante mucho tiempo. Él se va a Madrid vinculado a un convento franciscano. Como es franciscano ante todo, el no ha demostrado que ser un hombre de iglesia no esta reñido con otras cosas. Nos ha demostrado que la Iglesia que muchos esperamos es posible, una iglesia abierta a todos, pero para mi no es algo nuevo, llevo tiempo vinculado a esta orden y en cada uno de los frailes que conozco se demuestra que piensan lo mismo.

El Cardenal ha sido querido por la ciudad como uno mas, vino de Castilla y no conocía nada de Sevilla, de su forma de ser, de sus tradiciones y costumbres, pero con el tiempo ha demostrado ser un sevillano más. Por todos estos detalles Sevilla te quiere.

Ya a nivel personal recuerdo ese mes de febrero de 2004 cuando por cosas del destino me aceptaron una audiencia privada con Él. Me aconsejó en temas cofrades, de espiritualidad y temas personales. Aun sigo esos consejos, y desde ese momento haga lo que haga se porque lo hago y como lo hago, sobre todo en el tema acolitado, algo por lo que me he volcado por completo. Aun no soy un experto pero aprendo por todos lados. Esto es solo una muestra de todo lo que el ha hecho, yo soy un granito en Sevilla. Se que él no se acuerda de mi porque conoce a mucha gente y yo solo le lleve la medalla conmemorativa de una peregrinación de una hermandad a Roma, pero lo importante es que no solo yo, si no todos lo tendremos en el corazón, y eso es lo que siempre importa recordar a las personas que se quieren con el corazón.

Te extrañaremos, pero esto no será una despedida, sino un hasta luego.

RECORDAD QUE EL VIERNES 13 A LAS 20:00 HORAS EN LA CATEDRAL, ES LA MISA DE DESPEDIDA. LLENEMOS LA CATEDRAL, VENGAMOS DE TODOS LUGARES A DESPEDIRNOS DE EL.

Miguel Villoslada del Castillo